Por Pablo
El rasero o racleta es uno de los materiales de serigrafía más importantes y a la vez un gran desconocido para muchos, ya que no nos informamos de cómo debe ser para realizar nuestros trabajos. Para que eso no ocurra, vamos a examinarlo más en profundidad.
El rasero se usa sobre todo para pasar la pintura por la pantalla y poder hacer el estampado serigráfico. Según el ángulo, la velocidad y la presión controlaremos la proporción adecuada de tinta que precisaremos para llenar la malla de la pantalla.
Si nos pasamos de tinta, ocasionaremos que exista demasiada pintura y produciremos manchas. Sin embargo, si es al contrario, es decir, que pongamos poca tinta, entonces necesitaremos más pintura y no saldrá bien el estampado.
De esta manera, podemos ver que si tumbamos demasiado el rasero, pasa demasiada tinta, mientras que si lo ponemos vertical, pasará poca. Todo ello influye en el color final. La calidad del filo de nuestro rasero será el que determine la nitidez de nuestra imagen impresa.
Se componen fundamentalmente de dos partes:
Las gomas de los raseros tienen distintas durezas, la cual influye en su flexibilidad y en la tinta que va a poner. Para que lo entendáis mejor, un rasero de menor dureza dará un mayor depósito de tinta y un rasero de mayor dureza soltará un menor depósito de tinta.
Normalmente, la dureza ronda entre los 55 y 90 shors (medida de dureza).
Normalmente los raseros más duros proporcionan más resistencia y precisión.
El color de la goma sencillamente se tinta según el fabricante o proveedor que las venda, es decir, es una manera de relacionarla con su fabricante. Normalmente se asigna las gomas rojas y verdes a textiles, pero esto no significa que una goma blanca o azul no sea para textil, lo ideal es preguntarle al fabricante.
Se realizan fundamentalmente tres clases de goma según su acabado: recto, redondeado y en forma de V.
Existen gomas con distintas capas, por lo que al tener capas de mayor dureza, se impide que la goma se flexione mucho al someter al rasero a mayor presión. Además, producen menos desgaste. Se aconsejan para equipos de impresión automáticos.
Lo más básico es conservar el rasero limpio, por lo que lavaremos la goma después de haberlo utilizado. Asimismo, debemos tener la goma perfectamente afilada.
Según el tamaño del dibujo que vayamos a imprimir, optaremos por un rasero u otro y elegiremos un rasero de serigrafia que mida, como mínimo, 1 cm más que el dibujo por cada uno de sus lados. Su ancho vendrá delimitado por la pantalla.
Lo más importante en un rasero es su solidez, que podamos cogerlo fácilmente y que no se parta.
Asimismo, debe tener un mango de mínimo 2 cm y de madera dura. Normalmente, los más baratos están hechos con madera blanda y se acaban partiendo.
Además, los raseros de baja calidad utilizan imitaciones de goma de caucho que se desgastan.
El rasero es uno de los elementos de la serigrafía más importante. En Margom solo contamos con materiales de calidad. Preguntanos con cualquier consulta. Estaremos encantados de atenderte.
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